Conocimos a la Dra. Ruhi Cakir en la Clínica Nova de Jumeirah Madinat, una de las clínicas más importantes de Dubai. En este entorno dedicado a la belleza y el bienestar, donde la medicina estética de vanguardia se une a las terapias regenerativas, la experta en antienvejecimiento y ozonoterapia recibe a una clientela internacional que busca resultados visibles y duraderos.
Pascal Languillon (PL): Dr. Cakir, estás reconocido como uno de los principales especialistas mundiales en antienvejecimiento, y has dedicado gran parte de tu carrera a la ozonoterapia. ¿Podrías empezar explicándonos qué es la ozonoterapia y cómo afecta a nuestro organismo?
Ruhi Cakir (RC): La ozonoterapia consiste en utilizar dosis muy pequeñas de ozono, medidas en microgramos, para estimular las capacidades de oxigenación y defensa del organismo. Las dosis altas de ozono son tóxicas, pero las dosis bajas, administradas de forma controlada, son terapéuticas. De hecho, es como un entrenamiento: das al cuerpo un pequeño estímulo, y éste reacciona produciendo sus propias enzimas antioxidantes, y así sucesivamente. Día tras día, aumentas ligeramente la dosis, y el cuerpo reacciona cada vez con más fuerza. Esto crea un efecto de «resonancia» que conduce gradualmente al equilibrio y la curación. Hemos publicado numerosos estudios sobre el tema y he escrito dos libros que detallan estos mecanismos.
PL: En términos prácticos, ¿qué beneficios observan tus pacientes?
RC: Hay muchos efectos. A nivel metabólico, por ejemplo, una persona cuyo nivel de hemoglobina A1c está en el límite alto -señal de riesgo prediabético- ve a menudo cómo este marcador desciende tras una serie de sesiones. En el plano hormonal, he visto pacientes cuyos niveles de testosterona eran demasiado bajos, o cuyos niveles de estrógeno eran demasiado altos, recuperar su equilibrio. El ozono también actúa como un potente antiinflamatorio y analgésico. Muchos dolores crónicos desaparecen o se reducen considerablemente. Y luego están los efectos más sutiles pero muy apreciados: mejor energía, un estado de ánimo más estable, mejor calidad del sueño.
PL: ¿Cómo es una sesión típica?
RC: Trabajamos con sangre. Un adulto tiene unos seis litros de sangre. Para obtener un efecto significativo, necesitaríamos ozonizar entre el 25 y el 30% de este volumen. Pero no se trata de hacerlo todo de una vez. Tomamos unos 200 mililitros, que ozonizamos antes de reinyectarlos. Esto es lo que llamamos un «pasaje». En una sesión, podemos hacer tres, y a veces hasta diez pases, según el estado del paciente. La idea es repetir este proceso durante varias sesiones para «entrenar» el cuerpo, como en el gimnasio. Levantar 10 kilos diez veces es mucho más beneficioso que levantar 100 kilos una vez: el ozono actúa del mismo modo.
PL: ¿Y si un paciente dispone de poco tiempo para acudir a un balneario o clínica?
RC: En este caso, te propongo un enfoque diferente. La ozonoterapia es muy eficaz, pero requiere cierta regularidad para producir resultados duraderos. Cuando un paciente sólo está tres o cuatro días, soy partidario de soluciones más rápidas, como la nutrición intravenosa, los péptidos o las hormonas bioidénticas. Estos métodos proporcionan resultados visibles más rápidamente, aunque no tengan la profundidad de acción del ozono.
PL: Háblanos más de los péptidos, de los que tanto se habla en la medicina antienvejecimiento.
RC: Los péptidos son cadenas cortas de aminoácidos. Se parecen a los fármacos en sus efectos, pero aún no han sido aprobados como tales, porque no han pasado por todas las fases reglamentarias. Sin embargo, son extremadamente útiles. Algunos péptidos actúan sobre las funciones cognitivas, ayudando a reducir la niebla cerebral, otros mejoran el sueño, favorecen el aumento de masa muscular o la recuperación deportiva. Algunos imitan la acción de la hormona del crecimiento o de factores como el IGF-1. Están disponibles en varias formas: inyecciones, comprimidos, aerosoles nasales. Cuando un paciente no puede tomar un tratamiento completo de ozono, a menudo prescribo péptidos para llevar a casa a fin de prolongar los beneficios.
PL: También oímos hablar mucho del NAD. ¿Qué papel desempeña en el antienvejecimiento?
RC: El NAD, o nicotinamida adenina dinucleótido, desempeña un papel importante en el metabolismo celular. Tiene un efecto particular en el cerebro y se utiliza en ciertos trastornos neurodegenerativos. Pero sus beneficios van más allá: mejora la energía y el estado de ánimo, y tiene un efecto «rejuvenecedor» general sobre el organismo. En el pasado, se utilizaban dosis muy elevadas, del orden de 1.500 mg. Hoy sabemos que dosis de 250 a 500 mg son suficientes para conseguir efectos positivos.
PL: ¿Y el glutatión y la vitamina C, que están por todas partes en las clínicas?
RC: El glutatión está formado por tres aminoácidos. Cuando se inyecta, se descompone rápidamente y el organismo lo reconstituye. Por tanto, su efecto es más limitado de lo que podría pensarse. La vitamina C es un excelente antioxidante, pero su acción en la sangre es muy efímera. Es útil en ciertas indicaciones específicas, pero para el bienestar general, digamos que es como «darle pescado» al cuerpo. El ozono, en cambio, ‘enseña al cuerpo a pescar’, porque estimula la producción natural de antioxidantes internos. En mi opinión, esta diferencia es lo que hace que el ozono sea tan valioso.
PL: ¿Cuáles son los riesgos o efectos secundarios de la ozonoterapia ?
RC: Cuando se realiza correctamente, con equipos de calidad y por un médico formado, la ozonoterapia es muy segura. La única molestia está relacionada con la aguja, ya que es una terapia mínimamente invasiva. Las contraindicaciones son raras: ciertos trastornos sanguíneos graves, pacientes sometidos a tratamientos fuertes o determinadas deficiencias enzimáticas. Pero en la inmensa mayoría de los casos, no hay ningún problema. El verdadero riesgo proviene de una mala práctica: por ejemplo, utilizar equipos inadecuados o intentar reducir costes utilizando dispositivos no resistentes al ozono. Por desgracia, esto ocurre, y siempre animo a mis pacientes a elegir una clínica seria.
PL: También trabajas con células madre y exosomas. ¿Qué papel desempeñan en tu práctica?
RC: Las células madre y los exosomas representan el futuro de la medicina regenerativa. Personalmente, trabajo con células mesenquimales derivadas de sangre de cordón umbilical, obtenidas a través de un instituto estrechamente controlado por el gobierno turco. Los resultados son excelentes cuando el producto está bien obtenido y certificado. El problema es que el mercado está lleno de productos de origen dudoso, procedentes de distintos países, sin trazabilidad. Prefiero ser muy riguroso y utilizar sólo lo que está oficialmente autorizado y verificado.
PL: Para terminar, si tuvieras que resumir, ¿cuál crees que es la terapia antienvejecimiento más eficaz a largo plazo?
RC: Sin dudarlo, diría que la ozonoterapia. Una sola sesión ya aporta un bienestar inmediato: más energía, mayor claridad mental y, a veces, mejor sueño. Al cabo de unas semanas o meses, los pacientes se sienten más jóvenes y vivos, y esto se refleja incluso en su piel. Personalmente, lo tomo cada veinte días aproximadamente. A mis 66 años, mis chequeos biológicos son excelentes y no tomo ninguna medicación crónica. Por supuesto, también utilizo otras herramientas -péptidos, hormonas bioidénticas, nutrición-, pero el ozono es la base. En cierto modo, es el gimnasio de nuestras células: enseña al cuerpo a repararse y regenerarse.
PL: Muchas gracias, Dr. Cakir, por esta entrevista fascinante y muy esclarecedora.
RC: Gracias, ha sido un placer.